sábado, septiembre 22, 2007

Los golpes a la calse media


En Fuimos, conté la historia de cuatro familias que atravesaron con distinta suerte los últimos 30 años de vaivenes económicos. Está el profesional que no logra trabajar en lo suyo, el progresista que arrastra las contradicciones de haberse convertido en rico, el empleado que casi sin darse cuenta se convirtió en pobre y los que se quedaron sin hogar gracias al corralito.
El libro repasa también los “golpes económicos” que más pegaron a la clase media que fueron resumidos en una inforgrafía del diario Perfil.

martes, septiembre 18, 2007

A la clase media ya no se la puede medir por sus bienes

El domingo pasado publiqué en Perfil una nota sobre la nueva clase media, en la que se cuenta las diferencias que todavía tienen los investigadores de mercado para saber qué es la clase media hoy. No agrego el link porque no subieron la nota a la versión on line, pero en resumen, las nuevas clasificaciones de la clase media dejan afuera a varios puestos de trabajo considerados típicos de los estratos medios, como señalamos en un post antiguo.
La nota bien puede completarse con otra publicada por Diego Valenzuela en Fortuna (aclaro que no nos coordinamos). en la que afirma que los ricos en serio no figuran en la Encuesta Permanente de Hogares (ni en casi ninguna encuesta en el mundo). Cuando se toma como definitiva para medir la desigualdad a la relación entre el 10% más rico y el 10% más pobre se cae en un error: en el 10% más rico no están los verdaderos ricos, sino mucha gente de sectores medios y altos, con ingresos de moderados a importantes, pero definitivamente no "los ricos" en términos reales.
Algunas pinturas quedaron afuera de mi nota en Perfil. Una de ellas es el cambio que tuvo la relación de la clase media con el vino.

Tetrabrick
Dylan Williams de la agencia de publicidad VW Cell, a cargo de la campaña del “Vino argentino”, explica que hasta los `90 la clase media almorzaba y cenaba con botellas de vino de mesa o damajuanas. “Ahora componen un mix de bebidas alcohólicas en el que se incluye cerveza, vino en tetrabrick, algunas botellas de bajo pecio y una de alto precio para las ocasiones especiales”.
De acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura, el consumo anual por habitante cayó de 90 litros en los `70 a unos 30 litros en la catualidad. Para Williams esto no sólo tiene que ver con el avance de las cervezas y las aguas y gaseosas, sino también con el descuido que hubo por parte de la industria vitivinícola del embase tetrabrick, asociado con la mala calidad: “hoy el 60% del vino que se vende es en ese embase y hay bodegas que lanzan varietales en tetrabrick”, advierte. Aunque rescata que hay una gran oferta: “en cualquier supermercado, la clase media encuentra hora vinos por entre $2 y $200, cosa que antes no ocurría”.

Otra es la relación con el turismo.
Lowcost
De los viajes a Brasil y el Caribe a la vuelta a la costa atlántica bonaerense y escapadas de turismo rural. Así define el ciclo de la clase media en la última década, Gonzalo Rossi, gerente general en la Argentina de la empresa de tecnología para viajes y turismo, Amadeus.
Rossi, que tiene amplia experiencia en el mercado del turismo y a través de su empresa tiene como clientes a 2.400 agencias de viajes, dice que el turista de clase media llega muy informado, sobre todo en el precio, a contratar su pasaje y estadía cuando quiere viajar, cosa que obliga a los vendedores a buscar ofertas competitivas.
Entre los principales cambios, además de los obvios por la relación cambiaria que dejó para los sueños destinos como Europa, observa que antes la clase media prefería las vacaciones largas y en familia. “Ahora las fraccionan y se toman 10 días con el grupo familiar y luego hacen escapadas en pareja. Para este caso, los destinos son spás y estancias y si hay suerte, aprovechan el desembarco de las aerolíneas de bajo precio (lowcost) para irse a Brasil”.
El aterrizaje de las lowcost tiene un fuerte impacto en el interior, según Rossi: “ahora se puede viajar a Panamá o San Pablo desde Córdoba, lo que reduce el precio y el tiempo de viaje”. Eso si, asegura, la costa atlántica sigue siendo el paraíso de la clase media.

Hay subsidios más iguales que otros

Un estudio del Defensor del Pueblo de la Nación, Eduardo Mondino, asegura que entre enero y julio de 2007 se distribuyeron $ 1.228 millones en subsidios al transporte automotor de pasajeros, contra los $ 609 millones para igual período de 2006. Lasempresas del autotransporte de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano recibieron el 85,3% mientras que el 14,7% correspondió al interior del país. Esto implica una disminución de la participación de las provincias, dado que en los primeros 7 meses de 2006 habían recibido el 16%. De esta manera podría parafrasearse al dicho orweliano: todos los colectivos son iguales, pero algunos son más iguales que otros.Mondino destacó que, de esta manera, se profundiza la desigualdad y la inequidad, remarcando aún más la ausencia de un verdadero "criterio federal" en la asignación de subsidios que corresponden al Régimen de Compensación Complementaria.Para el Ombudsman esta discriminación en detrimento del interior del país lleva a que en ciudades como Córdoba, plaza en la que Mondito tiene su apuesta electoral, el pasaje de colectivo urbano cueste 50% más caro en relación al que se paga en la ciudad de Buenos Aires.
Algo similar ocurre con los subsidios al sistema energético. Los abonados de 11 provincias pagan tarifas de electricidad con aumentos de hasta 25% desde el año pasado, mientras que en Capital Federal y el Gran Buenos Aires las alzas sólo llegaron a los grandes usuarios.

En el reparto de la campaña ganaron todos menos los más desfavorecidos

Con la caída de la doble indemnización, el Gobierno cerró el ciclo de anuncios antes de octubre: empresarios, trabajadores, sindicatos; todos sacaron ventaja. Quién paga los aumentos de salarios, jubilaciones y el "aguinaldo AFIP".
Obvio, lo pagamos todos, pero eso no es lo que importa de la nota que publiqué en Fortuna esta semana, sino que, además de pagarlo todos, todos favorecemos a los más pudientes y dejamos de lado a los más desfavorecidos.
A los jubilados les volvió a aumentar la mínima y a los empresarios les regaló la eliminación de la doble indemnización que, de acuerdo a lo que aseguran varios legisladores, fue el principal motivo por el que hicieron lobby durante este año en el Congreso. Mientras que los gremios enrolados en la CGT oficial apenas plantearon reparos tibios, esos sindicatos también se vieron beneficiados con aumentos en subsidios.
Esto sin contar los aumentos en los desembolsos públicos al transporte y el sector energético, que no sólo ponen contentos a los ejecutivos y accionistas de las petroleras, eléctricas (como puede observarse por la creciente entrada de nuevos jugadores en el sector), de ómnibus y trenes, sino también calma las almas de los ciudadanos que mientras observan cómo el kilo de zapallitos asciende a las nubes, el precio del boleto no se modifica y la factura de gas se mantiene, al menos en el área metropolitana, principal, por lejos, cantera de votantes del país.
Hasta aquí los ganadores. Y como en todo reparto, hay perdedores. Entre los asalariados, los que tienen trabajos informales no reciben los beneficios de los que están en blanco, como muestran las estadísticas oficiales que aseguran que más de 40% de la mano de obra se encuentra fuera de la Ley y que cobran remuneraciones sustantivamente menores a los trabajadores formales. Mientras que entre los más desfavorecidos el ingreso mensual promedia los $700, entre los que están en blanco llega a los $2.000.